sábado, 30 de octubre de 2010

NÉSTOR KIRCHNER, INTERROGANTES 2

La tercera pregunta está en boca de Platón: ¿Realidad o apariencia?, que bien podríamos traducir por ¿es o se hace? Más allá de los pruritos por algunas formas de hacer políticas o de las herencias no peronistas, lo que nos mantuvo alejados a muchos de un franco apoyo, fue antes que otra cosa, esta pregunta. Voy a ser concreto. Primero arreglan con Clarín (decreto de fusión de Cablevisión y Multicanal entre otras cosas), después Clarín es el diablo. Primero apoyan al menemismo durante los '90, luego otra vez el diablo. Primero apoyan la venta de YPF, se prorrogan privatizaciones en el área de hidrocarburos, por otro lado estatizaciones y nueva demonización de las privatizaciones. Ni que hablar del enriquecimiento familiar, la compra de tierras fiscales a bajo costo y las pocas muestras de querer limpiar los focos de corrupción en el seno mismo del kirchnerismo (Skanska, Jaime, la famosa valija de Antonini Wilson). Sí, peco de ingenuo. Quisiera que un gobernante que habla sobre redistribución de la riqueza llevara un tren de vida como el de Pepe Mujica. También quisiera que en siete años se hubiera pensado en una reforma política seria, que entre otras cosas permita desaparatear el famoso aparato.

¿Realidad o apariencia de qué? Bueno, de eso tan amplio que llamamos "progresismo" y que tiene entre sus ingredientes una distribución más justa de la riqueza, respeto a los derechos de las minorías, promoción de prácticas democráticas y un largo etcétera. Eso que los Kirchner parecen sostener que son, pero que muchas veces parece acercarse al engaño.

Entiendo que en este principio de respuesta oculté muchas cosas. Primero que nada, todas las acciones que efectivamente (más allá de los discursos, que también son acciones) son progresistas: la casi impecable política de DDHH sobre lo ocurrido en la última dictadura (desde el simbolismo del cuadro de Videla, hasta la realidad de los juicios a los genocidas, desde el 24 de marzo feriado nacional hasta la ESMA como espacio de la memoria). La Corte Suprema de Justicia independiente. Las estatizaciones, sobre todo de las jubilaciones. El giro de timón en las relaciones exteriores, la integración con los países vecinos y los discursos y acciones contra los poderosos cuando hicieron falta. La política educativa, esto va con negrita. La política educativa. En % de presupuesto del PBI, inédito. En mejora de los sueldos de todos los que nos dedicamos a la enseñanza, en todos los ámbitos, en las universidades y los centros de investigación. (¿Se acuerdan cuando Cavallo mandó a lavar los platos a los científicos? Ahora miren lo que es el Conicet y el Ministerio de Ciencia y Técnica). Miren lo que es la cultura, el Canal Encuentro. Y un dato no menor. Recuerdo a Sofovich cortando la manzana con sus secretarias-gatos detrás, hoy en día está Capusotto en el mismo canal. Por supuesto la Asignación Universal por Hijo. La Ley de Medios. El apoyo (porque el proyecto no fue oficial) a la Ley de Matrimonio Igualitario. La política de no reprimir ni criminalizar las protestas políticas. La total subordinación de las FFAA al Poder Ejecutivo. La patada en el culo al FMI.


Por otro lado se me dirá lo siguiente. Que no se pueden abrir tantos frentes de batalla a la vez y que en el mundo de la política real (y no ideal, para volver a la contraposición platónica), se deben tejer y destejer diversas alianzas para poder realizar otras tantas acciones y enfrentar tales o cuales intereses. Concedo el punto.

Se me dirá también (y seguimos demoliendo la dicotomía de Platón), que en política debemos comparar no con un ideal, sino con otros reales. Que los ideales son (Kant) reguladores, horizontes que marcan un camino, pero no opciones reales. Que en este ámbito, en el de las sucias apariencias, en pocos años se han logrado cambios profundos hacia cierto ideal si comparamos a este gobierno con muchos otros. Digámoslo aún de otro modo, que lo ideal en política es que haya cambios reales y que muchos de éstos sucedieron, están sucediendo. Concedo el punto.

Agrego yo que la retórica política está siempre más cerca de los sofistas que del filósofo-rey, que descreo de los dogmatismos que defienden a capa y espada cada acción de gobierno como "la verdad revelada" y que una de las cosas más interesantes de este gobierno es ensuciar a los demás, en el sentido de que parecía antes que los políticos eran los que estaban sucios y creo que desde el kirchnerismo se puso en evidencia, se mostró, salió a la luz, lo que muchos quizás no querían ver, que sucios estamos todos, desde los conocidos grupos de poder hasta cada uno de los ciudadanos con sus pequeñas corruptelas. En otras palabras, que el mundo de las Ideas de Platón, es una promesa para giles, que pensar en eso es conservador, que aquí en el degradado mundo de lo aparente -el único que existe- tenemos que luchar por las opciones que nos parezcan mejores y por mejorar esas opciones.


La cuarta pregunta es de Pascal y sería más o menos así: ¿Cuándo vale la pena apostar? Apostar es jugarse la vida, o el sentido de la vida, no hay diferencia. Apostar es cerrar los ojos cuando hay que cerrarlos, es ese momento crucial (mi mejor amigo de la infancia, Aníbal, tenía una ruleta de juguete, conozco muy bien ese momento) del todo o nada, del ahora o nunca. Pascal calcula que es más conveniente creer en la existencia de Dios porque el beneficio si gana la apuesta (la vida eterna en la felicidad), es mucho mayor que el beneficio de ganar la contraria (la vida limitada con sus felicidades y sus desdichas).

Pascal apuesta, decide, porque la verdad (la existencia de Dios) no puede ser conocida. Se apuesta siempre, porque la verdad no se conoce nunca, esa es nuestra única certeza. La decisión es una mezcla de motivos, de cálculos como el de Pascal y también de esas famosas "razones del corazón, que la razón no entiende".

Hay gente que está a la espera de subirse al primer tren que pase cerca para apostar por él, siempre leí un facilismo en esa actitud: me sumerjo en la gracia divina o en el Partido. En ese caso la apuesta se realiza y se mantiene con fidelidad, aún si muchas veces el corazón o la razón nos indican que algo no nos gusta. Hay otras personas que en algunos aspectos no apuestan nunca, siempre leí un facilismo en esa actitud: me quedo a un costado mientras el mundo sucede, critico a todas las posiciones desde mi supuesta neutralidad, no pongo el cuerpo, ni la razón, ni el corazón.

Vuelvo a mi historia personal. Mi juventud me encontró en la década de 1990. La política era casi una mala palabra, Fukuyama había decretado el fin de la historia. Había caído el muro de Berlín. Se gestó lo que se conoció como el "Consenso de Washington". Otra vez vivimos la versión local de un fenómeno que nos excedía (1970: golpes de estado, 1980: retornos democráticos, 1990: neoliberalismo, 2000: progresismos con integración regional), pero que en ese entonces afirmaba que si había que hacer una apuesta en la vida, la política no tenía nada que ver en eso. La apuesta era individual, la palabra favorita era el "éxito" y el proyecto era personal. Los proyectos grupales no tenían sentido, ya habían sido resueltos, teníamos un ganador. Además, nos decían, la radicalización de la política de 1960 y 1970 no llevó a nada bueno. (En el doble sentido de "si en serio querés cambiar algo, ya sabés lo que te espera" y en el otro, donde la opción de la izquierda triunfó, acaba de morir por sí sola).

Lo que se vivió en esta década fue, todos lo dijeron ya, una vuelta de la política. Una revalorización de la apuesta política como tal. Un renacimiento de la militancia, una valorización de los colectivos sociales, de las organizaciones regionales, de la sindicalización, de los movimientos sociales de todos los colores y bandos. Y un gobierno muy receptivo a fogonear, recibir, atender, escuchar y dialogar con esos sectores. Cierto es que en muchos momentos el kirchnerismo no pudo dialogar con algunos sectores, es un gran defecto que debería revisar. Pero cierto también que fue uno de los pocos gobiernos que recibió como ningún otro a muchos ninguneados, a aquellos que Galeano llamaba "los nadies". La bisagra entre la década de los '90 y ésta fue el "que se vayan todos" del 2001. No había política que pudiera cambiar algo, todos eran corruptos, todos eran "de la vieja política", todos eran inservibles y actuaban en beneficio personal. No se podía apostar por nadie, esa era la sensación. La verdad era que esa podredumbre estaba en todos nosotros, no en la clase política. Y yo no sé qué pasará de ahora en adelante, pero creo que podemos volver a apostar. Y que el llanto tiene que ver con que algo despertó en nosotros. En mí.


La última pregunta se la voy a asignar a Cioran y sería algo así como ¿Qué hacés con aquello que te interpela? En la tradición filosófica es Sócrates el interpelador por excelencia. Aquel que allí encuentra su forma de actuar, molestando a cada uno de los atenienses, para que se revisen, para que reflexionen sobre sí mismos. Acuerdo con esta visión. Es el papel del filósofo interpelar. Pero en este caso es un político el que nos interpela. Este flaco, bizco y narigón, con actitudes de rocker peronista es el que nos interpela. El político tenía que ser aquel que atempere, que modere una discusión entre distintos actores sociales. Pues bien, Kirchner más bien pareció avivar esas polémicas. Y Polemos, lo sabemos, en griego quiere decir "guerra".

He aquí alguien que me incomoda, que me pone en un lugar de riesgo, que me obliga a pensarme. Y que lo hace desde el lugar más radical posible, desde la muerte. No esa muerte del descanso eterno, la muerte estatuaria. Más bien la muerte del instante mortal, del abandono, de la presencia fulgurante, del "ya no más". Y ahí nomás te enterás, te interpela esa muerte, que está ocurriendo, que te ocurre. Y llorás. Y sin saber todavía por qué, te encontrás en la Plaza, porque ya estabas ahí.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Ahora es como que puedo entender lo que senti cuando escuche por la radio la NOTICIA! estaba en casa tomando unos mates y me quede parada tratando de procesar en mi cabeza lo que acababa de escuchar, ... llame a aquellas personas con las que me identifico y era todo ¿¿¿¿ ...???? NADA ...
Senti tristeza y llore mucho,
Gracias, ...

Anónimo dijo...

Siento que se acomodan las sensaciones, las dudas y las certezas. Gracias por decir de esta manera lo que pienso yo también.
Aquí va una frase de un tocayo: Isaac Bashevis Singer.
"Casi todas las desgracias de este mundo son el resultado del temor a la alegría. Tan herética parece la alegría que la gente arriesga su vida para escapar de ella”

lorena fernandez dijo...

diego
me parece brillante tu análisis
para hacer circular estos materiales abrimos un blog que se llama
latransformaciondelnumeroenfuerza.blogspot.com
podemos ser hasta 100 colaboradores, es un experimento de blog escrito a muchas manos
o blog grupo de estudios
saludos!

L.

FNS dijo...

Muy buenos los articulos 1 y 2. Personalmente y con padre militar tuve una infancia teñida de mensajes bastante nefastos... orgullosa puedo hoy decir que mis inquietudes personales me han llevado a leer, investigar, y abrirme(mas alla de revelarme contra la opresion del mandato familiar)a la posibilidad de experimentar y dejarme llevar por las sensaciones y sentimientos que me inspira la politica.
La politica entendida como ser parte de este país... la politica somos todos... el pais lo hacemos todos. he militado en diferentes oportunidades con las madres y he estado con ellas apoyando los derechos humanos en la plaza muchas veces.Al comprometerse uno se siete lleno de justicia,de Paz.
Al morir Nestor tambien llore... y volví a sentir esto tan profundo de salir a hacer algo por este país, a sentir que juntos se puede!!!esta sensación de Populismo que nombras en un momento en tu articulo.
Creo que Nestor y Cristina con su ejemplo de militancia, demostraron que se puede. se puede comenzar a participar y dejar de quejarnos sin hacer nada...

lala rojo dijo...

Gracias. Tu claridad fortalece mi corazon y desempaña mi ojos.
Saludos.

Lala

mejor quemarse dijo...

creo en lo que escribiste,al fin un poco de objetivismo entre tantas opticas teñidas de sujetividad e irreverencia, sumado esto a la falta de sentido historico que tienen muchos que critican por criticar...saludos ,gracias

Unknown dijo...

Acabo de leeer tu comentario y me parece que has encontrado las palabras adecuadas a muchos que en 2014 intentamos apostar. Cuando festejo alguna medida que encuentro racional o cuando critíco a los ataques salvajes de otras fuerzas políticos corporativas, mis amigos me dicen que soy un K obnuvilado por el gobierno. no creo que sustancialmente se trate de seres superiores en inteligencia o moralidad, pero si que las acciones justifican apostar. Saludos