martes, 24 de agosto de 2010

ERÓTICA DE LO SUBLIME

En la filosofía empirista de Edmund Burke (1727-1795) las pasiones humanas tienen su origen en diversas afecciones corporales y pueden clasificarse en torno a dos grandes grupos. Las pertenecientes a la autoconservación y las pertenecientes a la sociedad.

"Las ideas de dolor, enfermedad y muerte nos llenan la cabeza con fuertes emociones de horror; pero la vida y la salud, aunque nos hagan capaces de sentir el placer, no causan tal impresión mediante el mero goce. Por consiguiente, las pasiones propias de la conservación del individuo se relacionan preferentemente con el dolor y el peligro, y son las pasiones más poderosas de todas."

Las pasiones de la sociedad pueden ser placenteras, entre ellas está el amor y todo lo relacionado a la "sociedad de los sexos". La belleza es una cualidad presente en los cuerpos que dispara la pasión amorosa. Pero -y ésta es la diferencia fundamental con la erótica platónica de El Banquete-, esta belleza no es aquello que en un primer momento nos atrae con más fuerza.

Las pasiones asociadas a la autoconservación son mucho más intensas, profundas, avasallantes. Nuestra vida está en juego, estamos amenazados de muerte y nuestro cuerpo reacciona defendiéndose de forma tal que se produce "la emoción más fuerte que la mente es capaz de sentir", esto es, lo sublime.

Lo sublime se da en el modo 'como si' de la amenaza, si de verdad nuestra vida corriera peligro no podríamos ser capaces de sentir ese 'horror delicioso', seríamos presa del puro y simple terror. Pero si estamos a cierta distancia de él, si contemplamos lo poderoso, lo infinito, lo grandioso, lo oscuro, el lugar donde el peligro acecha; entonces podremos sentir el deleite que proviene de lo que nos supera y nos aterroriza.

"Hay una gran diferencia entre la admiración y el amor. Lo sublime, que es la causa de la primera, siempre trata de objetos grandes y terribles; lo otro, de las cosas pequeñas y placenteras. Nos sometemos a lo que admiramos, pero amamos lo que se nos somete; en un caso nos vemos obligados a condescender y en el otro se nos halaga para ello."

¿Cómo es lo bello, aquello que nos causa amor? Pequeño, liso, delicado, está exento de lados oscuros, no depara grandes sorpresas, eso hace que nuestro cuerpo se relaje en su presencia. Amamos porque dominamos, porque el objeto se presenta sometido a nuestro poder.

¿Cómo funciona en cambio la erótica de lo sublime? ¿Por qué deseamos aún más fuertemente lo que nos amenaza? La infinitud, la magnificencia, la oscuridad, pero sobre todo el poder, que no es otra cosa que una potencia que está allí para destruirnos. La animalidad.

"Los sonidos que imitan las voces naturales e inarticuladas de los hombres, o de cualesquiera animales que sienten el dolor o un daño, son capaces de transmitir grandes ideas."

Someterse a la experiencia de lo poderoso no es ser dócil, ni tampoco transformarse en mero objeto de amor. Sino despertar, poner en juego allí todos nuestros instintos, todas nuestras experiencias de lo liminar, es ponerse en guardia y gustar el juego de la muerte.


No leí los libros ni vi las películas de la saga "Twilight". Sin embargo la erótica vampiresca (en general toda erótica monstruosa) me parece interesante para pensar. Relacionado con lo dicho creo que podemos dejar algunas líneas para retomar más adelante.

El vampiro se relaciona a lo sublime porque habita la noche, por su inmenso poder, por su carácter intempestivo, por su animalidad, por su posición ambigua respecto a la muerte, porque su presencia es una continua amenaza a la vez que la posibilidad cierta y aterradora de hacerse inmortal.

En este sentido, el vampiro -como tipología- siempre debe protagonizar historias que ya no podemos llamar "amorosas", que deberíamos nombrar como erótico-sublimes. Por supuesto el vampiro puede tener este tipo de relación solamente con un humano, él es su único alimento.

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