lunes, 12 de diciembre de 2011

EL DERECHO DE GENTES

Es claro que en El derecho de gentes (1999) John Rawls retoma la senda que Kant había trazado en Sobre la paz perpetua (1795) respecto a la confederación o asociación internacional que permitiría lograr un equilibrio mundial más pacífico. Intentaremos mostrar algunas similitudes y también algunas diferencias entre las dos propuestas.


La primera y más obvia coincidencia entre la propuesta de Rawls y la kantiana, es que ninguno de los dos cree que sea bueno abolir las autonomías de los pueblos o Estados para lograr una República universal. Afirma John Rawls: “Sigo aquí a Kant […] sería un despotismo global o un frágil imperio desgarrado por frecuentes guerras civiles, en la medida en que pueblos y regiones tratarían de alcanzar libertad y autonomía.” En esta similitud podemos encontrar, sin embargo, algunos diferendos. Comenzando con la distinción entre pueblos y Estados. La unión que propone Rawls no es de Estados (como la que propone Kant), porque cree que tradicionalmente el Estado tiene una autonomía interna irrestricta y un derecho de hacer la guerra también ilimitado. Rawls cree que estas dos potestades estatales deben ser limitadas por el derecho de gentes. También afirma Rawls que los Estados tienen sus razones –la famosa “razón de Estado”- que muchas veces no son “razonables”, término que sí describiría los comportamientos de los pueblos liberales o decentes. En este sentido, aunque hayamos afirmado anteriormente que esta distinción no es de gran utilidad a fines prácticos –y estamos dentro del ámbito de la filosofía práctica, por lo que debe importarnos-, podemos marcar aquí una primera diferencia con la postura kantiana y seguir hacia otros puntos en común. Porque muchos de los argumentos que Kant utiliza para convencernos de la condición pacífica de cierto tipo de Estados, pueden ser suscriptos por Rawls respecto a cierto tipo de pueblos.

Hay todo un conjunto de supuestos en común sobre las bondades morales de la organización democrática. En el caso de Kant, en la figura de la República, en el de Rawls en la figura de los pueblos liberales. Ambos afirmarán la relación entre soberanía popular y antibelicismo, además de reforzar la importancia de las relaciones de asociación, comerciales y sociales entre los pueblos para el mantenimiento de la paz. Aunque Kant hace mayor hincapié en el papel pacificador del comercio, Rawls no deja de mencionarlo: “La idea de una razonablemente justa sociedad de los pueblos bien ordenados no tendrá un lugar destacado en una teoría de la política internacional hasta que tales pueblos existan y aprendan a coordinar las acciones de sus gobiernos en amplios esquemas de cooperación política, económica y social.” También podemos notar una coincidencia entre las virtudes de la razón pública en Kant y las amplias libertades de expresión que asisten a todo pueblo liberal de acuerdo a Rawls. Los dos están de acuerdo en que los cuerpos políticos ya organizados de esta manera, deberían liderar este principio de asociación o federación que luego se irá extendiendo al resto de los pueblos. También ambos son optimistas al respecto, Kant afirma que “la idea de un derecho cosmopolita no resulta una representación fantástica ni extravagante”, mientras Rawls comienza su exposición afirmando que su propuesta es un tipo de ‘utopía realista’. Otra similutd es el alcance del derecho cosmopolita en Kant, que “debe limitarse a las condiciones de la hospitalidad universal”, en tanto que Rawls también está interesado en limitar al mínimo posible los derechos humanos básicos que todos los pueblos deberían respetar: derecho a la vida, a la seguridad, a no ser torturado, a los que llama “los derechos humanos propiamente dichos”, que tienen un parentesco innegable con la idea de hospitalidad kantiana. Ambos sostienen además que se deben observar reglas aún en el momento de conducir una guerra. En este caso la propuesta kantiana es más pragmática (esto evitará futuras represalias y contribuirá así a la paz perpetua), mientras que Rawls pretende afirmar la imposibilidad de encontrar excepciones al respeto irrestricto de los derechos humanos fundamentales.



Si podemos marcar otra clara diferencia, tiene que ver con la intención de John Rawls de ampliar el tipo de miembros de la asociación más allá de los pueblos liberales. De esta manera Rawls quiere contemplar la pluralidad de formas de organización sociopolíticas existentes, para que puedan formar parte aquellas que, aún sin ser pueblos liberales, cumplan con ciertos requisitos. En esta categoría entran los “pueblos jerárquicos decentes” sobre todo por compartir dos características con los pueblos liberales: la decencia –asociada al respeto por los derechos humanos y al espíritu pacífico hacia los vecinos- combinada con alguna forma de soberanía popular, en este caso en la forma de “jerarquías consultivas”. De esta forma Rawls lleva el principio liberal de no intervención en la diversidad –en tanto no se violen las leyes, que en este caso tienen que ver con los derechos humanos-, más allá de las fronteras individuales, hacia las relaciones entre los pueblos.

En último lugar hay que mencionar el problema de la “guerra justa”. En Rawls es claro que la autodefensa y la protección de los derechos humanos, permiten legitimar una guerra desde un punto de vista moral. El problema aquí son los límites de lo que podemos entender como legítima defensa y lo que podemos entender como violación grave de los derechos humanos. Estas formas de practicar la guerra justa permitirían deslizar guerras estatales de dominio, bajo la máscara de la moralidad. Kant es, en este sentido, mucho más cauto. Entiende que no puede haber guerra justa y que no se debe intervenir en otro Estado blandiendo este tipo de legitimidad moral. Cree que el mantenimiento de la paz depende entre otras cosas de que los Estados más poderosos no compren, invadan o endeuden a los más débiles.


2 comentarios:

magu dijo...

DIEGO
Desde el cyber
tres puntos sobre esta joya comparativa
(y en realidad lo quiero leer mejor cuando ande mi pc):

1)contemplar la pluralidad de formas de organización sociopolíticas existentes: para eso se debe incorporar a toda asociación universal de pacificación (unesco, unicef, etc) a todos los represetnantes religiosos del mundo, incluyendo a las más altas autoridades de sectas, y solo persuadiendo a éstas de no matar (lapidar adúlteras u homosexuales en oriente medio o en áfrica o de no pegar ni vender a niños ni considerarlos castas inferiores).

y kant: (tu párrafo)Kant es, en este sentido, mucho más cauto. Entiende que no puede haber guerra justa y que no se debe intervenir en otro Estado blandiendo este tipo de legitimidad moral.

acá la picardía está en que no intervenga un estado sino una corporación humanitaria, como te dije, ante casos de violación de derechos humanos, espías, fotógrafos, diplomáticos, saquen gente perseguida, etc, como hizo mi tío comunista cuando traía a perseguidos chilenos a buenos aires y les daba pasaportes para alemania o francia. ...

El tema creo, es que a veces DIEGO, no es un estado (a veces si, típico, ee uu) el que interviene: (debilitando a otro estado, invadiéndolo, amenzaándolo, etc) sino que corporaciones armamentistas y narcos (hoy, al menos en américa) dominan y negocian y manejan las guerras. Son organizaciones internacionales.

Y otro punto sobre la paz mundial que me cuestiono es sobre la necesidad o no de que la población esté preparada, entrenada para defenderse de ataques enemigos, jaja que hoy podrían ser extraterrestres. alguna voz popular dice que a ee uu le viene bien que no haya servicio militar acá, porque asi estamos más vulnerables. yo creo que debemos mundialmente hacer más hincapie poblacional y educativo sobre técnicas de diálogo, de comprensión mutua, de compartir (yo te doy agua, salida al océano, vos me das gas), pero uf, KANT no conocía a los chiitas del ayatholah, a la malicia de Bush, a los gurkas, a tiranillos como Tito, y los que han acabado recientemente muertos, pero este RAWS si, bueno, debo volver a leerlo más profundamente,
saludos y
gloria a DIOS
en las alturas
y en la tie
paz a los hombres
paz a los hombres
paz a los hombres
que ama el señor

(jaja de la misa criolla de ariel ramirez, del 65)
saludos

magu dijo...

Agrego (que olvidé)
creo que si bien, los estados deben ser autónomos (muy bien por españa que reinstaló el idioma gallego, el vasco, el catalán, etc), y también sus pueblos (aunque haya diferencias conceptuales jurídicas o políticas entre ambos términos)....si tenemos que tener un estado universal donde se rija la necesidad de compartir bienes ante la escasez (agua, etc) porque eso implica respetar los derechos humanos universales. Y no aumentar un alimento básico de exportación cuando están en catástrofe o guerra. Un modo de debilitar al malo sería cortar lazos comerciales y ayuda de cualquier tipo (aunque por debajo igual podrían seguir los intercambios).

Y creo que esta especie de estado universal debe priorizar ya mismo la prohibición de la pena capital, además de la tortura, cosa de la que eeuu abusa sobre todo en los estados sureños, como medio oriente también,