miércoles, 4 de mayo de 2011

CAÍN, EL SACRIFICIO

El relato bíblico de Caín y Abel permite analizar la estructura sacrificial desde múltiples perspectivas. Caín y Abel son los primeros hombres que deben trabajar luego del pecado cometido por sus padres. Cada hermano representa uno de los modos del trabajo entendido como explotación de lo que hoy en día se conoce como “recursos naturales”: uno es pastor y el otro es agricultor. Ellos hacen manifiesto un cambio en el “enseñorearse” sobre todos los animales de la creación, sobre la donación de nombre a las bestias, tareas que Dios había asignado a Adán. Cuando el hombre se convierte en trabajador, ese primer momento de dominio (“Someted al pez del mar, al ave de los cielos, a todo ser vivo que repte por la tierra”) se transforma en disponibilidad, en una posibilidad de disponer del cuerpo-vivo del animal y de los frutos de la tierra.

Sobre este telón de fondo aparece la figura del sacrificio. Dios tiene una predilección manifiesta por la ofrenda animal que le hace Abel. Se suele entender que esta elección divina es arbitraria, ya que no se da ninguna explicación. Justamente este favor divino sin razón aparente genera el desenlace trágico que conocemos. Escribe José Saramago en su novela Caín:

Es muy sencillo, maté a abel porque no podía matarte a ti, pero en mi intención estás muerto, Comprendo lo que quieres decir, pero la muerte está vedada a los dioses, Sí, aunque deberían cargar con todos los crímenes cometidos en su nombre o por su causa.

En esta lectura, la sangre derramada del hermano es responsabilidad directa (y emisaria de la innumerable sangre por venir) de la divinidad. Dios es quien, estableciendo permanentemente un fondo de injusticia, un poner a prueba arbitrario, logra que un hermano derrame la sangre del otro.

Podemos entender este episodio también de la siguiente manera. Caín ofrece a Abel en sacrificio a Dios, porque entiende que con su desaire sólo aceptará sacrificios humanos (como los piden otras divinidades) y de hecho es un sacrificio humano el que será pedido a Abraham para la fundación del pueblo judío. Entre el animal y el fruto de la tierra, Dios elige al animal porque es lo más cercano al derramamiento de sangre del animal humano. Pero es claro que esta ofrenda no le alcanza, de otra manera no hubiera sido necesario provocar la disensión entre los hermanos. Para el dios antropomórfico judeo-cristiano será necesario siempre sacrificar a los hombres. (Inclusive el sacrificio propio que realiza Dios devenido Cristo, se da en el modo de la identidad sacrificial Dios-Hombre invirtiendo los términos, es ahora Dios quien se sacrifica a los hombres). Afirman Herbert-Mauss en su obra El sacrificio:

“Vimos que entre la víctima y el dios siempre hay alguna afinidad: a Apolo Karneios se le ofrecen carneros; a Varuna cebada, etc. Lo semejante se nutre con lo semejante, y la víctima es alimento de los dioses. De este modo, el sacrificio pronto fue considerado como la condición misma de la existencia divina. Es lo que brinda la materia inmortal de la que viven los dioses.”

Derrida afirma que este asesinato constituye un segundo pecado capital. Así como en el primer caso Adán y Eva son expulsados del paraíso, habría aquí una segunda expulsión, también proveniente del pecado-animal que está "agazapado" aguardando hacer presa del hombre, como la serpiente que acechaba a Eva en el Paraíso.

"Al matar a su hermano, Caín cae en la trampa, habrá sido presa del mal agazapado en la sombra como un animal."

Dijimos que de acuerdo a lo que afirma Jacques Derrida en El animal que estoy si(gui)endo, hay una segunda expulsión:

"Hay por consiguiente crimen, vergüenza, alejamiento, retirada del criminal. Aquél está a la vez huido y despedido pero también condenado al pudor y a ocultarse. Debe esconder la desnudez bajo el velo."

Una expulsión nuevamente relacionada con el pudor de la desnudez. Sería interesante pensar entonces qué relaciones pueden establecerse entre el par justicia-injusticia y lo púdico-impúdico, entendiendo al sacrificio como modo que a la vez que a-justicia (asesina) al hermano (al animal), intenta evadirse de la mirada del otro.

2 comentarios:

magu dijo...

DOC DIEGO:
A mi también me gusta el relato de Jacob y Esaú, los otros dos gemelos.....y hasta hice un tango "por un plato de lentejas" (con el estribillode POR UNA CABEZA).

otra lectura:
primero: mi naturaleza va en contra del trabajo, sobre todo del institucional e institucional internacional, donde un día uno está en bs as y al año siguiente en hiroshima. mi sueño es que todos puedan vivir en sus casas decorándolas y cuidando de sus plantas, yendo a espectáctulos o en eternos viajes de vacaciones. la vida está para eso, para ser feliz (sin deshumanizarnos).

bueno: nunca entendí por que Dios se ensañaba con Abraham,(hablo del profeta, no de tu colega), y sobre los sacrificios de animales,
aún los practican por todos lados, hasta en el río de vicente lópez. (gallinas, etc).
mi perrito (el de 18 años) está mal, y a veces los veterinarios (tres juntos, dos mujeres y un varón) dicen que hay que sacrificarlo. hace días se me cruzó la idea de pegarle yo misma un martillazo en la cabeza (cuando no cedía su dolor, ahora está controlado)....y mi marido me dijo ¿serías una asesina contra tu propio hijo?.....pensé ¿qué diferencia hay con una inyección de ketalar dada por el veterinario?

pero sigue vivo, aunque estamos exhaustos por cuidarlo.
el amor da trabajo o sacrificio, a veces.

magu dijo...

DIEGO
Creo que los seres humanos, como sujetos éticos sufrimos de dilemas filosóficos, más que de problemas psicológicos. Los problemas psicológicos, son consecuencia de como los abordamos
al grano con el hermano

parto de la base de que todos somos hermanos,y no hay distinta esencia, un gato y un ser humano somos lo mismo, sin embargo, por ser más fuertes (aunque sea en coeficiente intelectual) dirijimos la vida de los elefantes en Kenia, de los guepardos en Tanzania, etc. hasta de su reproducción y monitoreo. Sin embargo, somos hermanos, son tan divinos como los humanos, y entre dos humanos frente a una disputa legal, los sentimientos de querer despedazar al otro, de matarlo de que se vaya, de que desaparezca del mapa, nos atormentan, nos debilitan, nos endurecen porque es como si al pensar en esas acciones, nos las hicieramos a nosotros mismos (bueno, hablo por mi, frente a una querella legal con una inqui que estamos a punto de iniciar juicio), sin embargo ella soy yo y yo ella, porque somos el mismo trazo y la misma esencia. Bienvenidas las técnicas de sublimación y de relajación y meditación para aminorar los sentimientos fraticidas.