martes, 21 de julio de 2009

LA LLAMADA DEL SER



¿Cuál es la disposición afectiva para co-rresponder a la llamada del ser del ente en nuestros días?


Para Heidegger, la filosofía es esta co-rrespondencia que se pone al servicio del lenguaje. Pero ¿cómo estar dispuesto -"expuesto, iluminado y, por eso, puesto en las múltiples relaciones con lo que es"- para no desoír esa llamada?


En otras palabras, ¿desde qué estado de ánimo debemos filosofar para poder filosofar?


Ya no más desde el asombro griego ni desde la duda cartesiana.
"Intentemos escuchar la voz del ser. ¿En qué estado de ánimo coloca esa voz al pensamiento de nuestros días? Resulta difícil responder a esta pregunta de una manera unívoca. Presumiblemente impera un estado de ánimo fundamental. Pero éste todavía permanece oculto para nosotros. Esto podría ser un signo indicador de que nuestro actual pensamiento aún no ha encontrado su propio camino. Sólo encontramos diferentes estados de ánimo del pensar. Por un lado, se oponen la duda y la desesperación y por otro lado, la obsesión ciega por principios no sometidos a examen. Miedo y angustia se mezclan con esperanza y confianza." (Qué es la filosofía: 28)

Ese desafío lanzado por Heidegger hace ya más de 50 años nos sigue interpelando y quizás uno de los aportes fundamentales que él mismo nos ha legado, es que el lenguaje tiene que subvertirse para traducir esa llamada del ser.

"Este co-rresponder es un hablar" y este hablar tiene que ser experimentado en un quehacer filosófico que pueda romper el logos imperante técnico-mercantil, para poder vislumbrar un desocultamiento del ser.

No en vano la filosofía heideggeriana gira hacia la poesía, el hablar de la poesía no pretende dominar al mundo, no pretende instrumentalizarlo y es ella "fundación del ser por la palabra."



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