miércoles, 29 de junio de 2011

CUATRO VECES CASTORIADIS

SOBRE LA PRAXIS

"Hacer, hacer un libro, un niño, una revolución, hacer sin más, es proyectarse en una situación por venir que se abre por todos lados hacia lo desconocido, que no puede, pues, poseerse por adelantado con el pensamiento, pero que debe obligatoriamente suponerse como definido para lo que importa en cuanto a las decisiones actuales. Un hacer lúcido es el que no se aliena en la imagen ya adquirida de esa situación por venir, que la modifica a medida que adelanta, que no confunde intención y realidad, deseable y probable, que no se pierde en conjeturas y especulaciones sobre aspectos del futuro que no afectan a lo que está por hacerse; pero que tampoco renuncia a esta imagen, pues entonces no sólo 'no sabe adónde va', sino que no sabe siquiera adónde quiere ir."


SOBRE LA AUTONOMÍA DE LO VITAL

"No tiene ningún sentido interesarse por un niño, por un enfermo, por un grupo o una sociedad, si no se ve en ellos, primero y antes que nada, la vida, la capacidad de estar fundamentada sobre sí misma, la autoproducción y la autoorganización."

SOBRE LOS DESEOS DE UN REVOLUCIONARIO

"Lo que podemos decir sobre este tema es por definición eminentemente subjetivo. Está también, igualmente por definición, expuesto a todas las interpretaciones que se quiera. Si puede ayudar a alguien a ver más claramente en otro ser humano (aunque fuese en Las ilusiones y en Los errores de éste), y con ello, en sí mismo, no habrá sido inútil decirlo.

Tengo el deseo, y siento la necesidad para vivir, de otra sociedad que la que me rodea. Como la gran mayoría de los hombres, puedo vivir en ésta y acomodarme a ella -en todo caso, vivo en ella. Tan críticamente como intento mirarme, ni mi capacidad de adaptación, ni mi asimilación de la realidad me parecen inferiores a la media sociológica.

No pido la inmortalidad, la ubicuidad, la omnisciencia. No pido que la sociedad “me dé la felicidad”; sé que no es ésta una ración que pueda ser distribuida en el Ayuntamiento o en el Consejo Obrero del barrio, y que, si esto existe, no hay otro más que yo que pueda hacérmela, a mi medida, como ya me ha sucedido y me sucederá sin duda todavía. Pero en la vida, tal como ella hecha para mí y para los demás, topo con una multitud de cosas inadmisibles; repito que no son fatales y que corresponden a la organización de la sociedad. Deseo, y pido, que antes que nada, que mi trabajo tenga algún sentido, que pueda probar para qué sirve y la manera en que está hecho, que me permita prodigarme en él realmente y hacer uso de mis facultades tanto como enriquecerme y desarrollarme, y digo que es posible, con otra organización de la sociedad para mí y para todos. Digo también que sería ya un cambio fundamental en esta dirección si se me dejase decidir, con todos los demás, lo que tengo que hacer y, con mis compañeros de trabajo, cómo hacerlo.

Deseo poder, con todos los demás, saber lo que sucede en la sociedad, controlar la extensión y la calidad de la información que me es dada.

Pido poder participar directamente en todas las decisiones sociales que pueden afectar a mi existencia, o al curso general del mundo en el que vivo. No acepto que mi suerte sea decidida, día tras día, por una gente cuyos proyectos me son hostiles, o simplemente desconocidos, y para los que nosotros no somos, yo y todos los demás, más que cifras en un plan, o peones sobre un tablero, y que, en el límite, mi vida y mi muerte estén entre las manos de unas gentes de las que sé que son necesariamente ciegas.

Sé perfectamente que la realización de otra organización social, y su vida, no serán de ningún modo simples, que se encontraran a cada paso con problemas difíciles. Pero prefiero enfrentarme a problemas reales que al delirio de un De Gaulle, a Las artimañas de un Johnson, o a las intrigas de un Jruschov. Si incluso debiésemos, yo y los demás, encontrarnos con el fracaso en esta vía, prefiero el fracaso en un intento que tiene sentido a un estado que se queda más acá incluso del fracaso. Deseo poder encontrar al prójimo a la vez como a un semejante y como a alguien absolutamente diferente, no como a un número, ni como a una rana asomada a otro escalón (inferior o superior, poco importa) de la jerarquía de las rentas y de los poderes. Deseo poder verlo, y que me pueda ver, como a otro ser humano, que nuestras relaciones no sean terreno de la expresión de la agresividad, que nuestra competitividad se quede en los límites del juego, que nuestros conflictos, en la medida en que no pueden ser resueltos o superados, conciernan unos problemas y unas posiciones de juego reales, arrastren lo menos posible de inconciente, estén cargados lo menos posible de imaginario. Deseo que el prójimo sea libre, pues mi libertad comienza allí donde comienza la libertad del otro y que, solo, no puedo ser más que un “virtuoso en la desgracia”. No cuento con que los hombres se transformen en ángeles, ni que sus almas lleguen a ser puras como lagos de montaña -ya que, por lo demás, esta gente siempre me ha aburrido profundamente. Pero sé cuanto la cultura actual agrava y exaspera su dificultad de ser, y de ser con los demás, y veo que multiplica hasta el infinito los obstáculos a su libertad.

Sé, ciertamente, que este deseo mío no puede realizarse hoy; ni siquiera, aunque la revolución tuviese lugar mañana, realizarse íntegramente mientras viva. Sé que, un día, vivirán unos hombres para quienes el recuerdo de los problemas que más pueden angustiarnos hoy en día, no existirá. Este es mi destino; el que debo asumir y el que asumo. Pero esto no puede reducirse ni a la desesperación ni al rumiar catatónico. Teniendo este deseo, que es el mío, no puedo más que trabajar para su realización. Y ya en la elección que hago del interés principal de mi vida, en el trabajo que le dedico, para mí lleno de sentido (incluso si me encuentro en él, y lo acepto, con el fracaso parcial, los rodeos, las tareas que no tienen sentido por sí mismas), en la participación en una colectividad de revolucionarios que intenta superar las relaciones reificadas y alienadas de la sociedad actual, estoy en disposición de realizar parcialmente este deseo. Si hubiese nacido en una sociedad comunista, quizás la felicidad me hubiese sido más fácil no tengo idea, qué puedo hacerle. No voy con este pretexto, a pasar mi tiempo libre mirando la televisión, o leyendo novelas policiales."



SOBRE EL PODER

"¿Es mi deseo el deseo del poder? Lo que quiero, de hecho, es la abolición del poder en el sentido actual, es el poder de todos. El poder actual consiste en que los demás sean cosas, y todo lo que quiero va en contra de esto. Aquel para quien los demás son cosas es él mismo una cosa, y no quiero ser cosa ni para mí ni para los demás. No quiero que los demás sean cosas, no tendría nada que hacer con ellos. Si puedo existir para los demás, ser reconocido por ellos, no quiero serlo en función de la posesión de una cosa que me es exterior -el poder; ni existir para ellos en lo imaginario. El reconocimiento del prójimo no vale para mí más que en tanto que lo reconozco yo mismo. ¿Corro el riesgo de olvidar todo esto, si alguna vez los acontecimientos me condujesen cerca del «poder»? Eso me parece más que improbable; si esto llegase, sería quizás una batalla perdida, pero no el fin de la guerra; ¿y voy a ordenar toda mi vida sobre la suposición de que podría un día recaer en la infancia? "

domingo, 26 de junio de 2011

DESCENSOS

Domingo: día de fútbol. Hace no mucho tiempo el día de misa de familias engalanadas, ansiosas por salvarse del descenso a los abismos, "pues todos han pecado y están privados de la gloria de Dios" (Romanos 3:23). Domingo: todo ha cambiado, un nuevo ritual pagano en el que los fieles demuestran su amor incondicional al Club, al Equipo, a la Camiseta, ha reemplazado al ritual cristiano. Pero el temor ancestral aún persiste, sobre todo en los momentos en que el terror parece inminente. "Los israelitas dijeron a Yavé: «Hemos pecado, trátanos como mejor te parezca, pero por lo menos sálvanos ahora»" (Jueces 10:15). Ellos saben, porque los fanáticos de los equipos de fútbol se caracterizan por la fidelidad, que si su equipo desciende hacia los infiernos, allí irán ellos. "No me ruegues que te deje y que me aparte de ti; porque adonde quiera que tu vayas, yo iré; y donde quiera que tu vivas, yo viviré" (Rut 1:13).

A river yo lo sigo a donde va...
No hay cura para esta enfermedad..
a River yo le pido una ilusion..
a River lo llevo en el corazon



Hay en todo descenso/ascenso una lógica de premios y castigos. La "categoría" del torneo de fútbol que se disputa indica la categoría del club y en este sentido, un descenso es un castigo y un ascenso es una recompensa. "Yavé recompensará a cada cual según su justicia y su fidelidad" (Números 26:23). Desde esta óptica, insertados en la lógica del merecimiento, el descenso de River es más que justo. Así como la consagración de Velez como campeón. No se trata simplemente de la cantidad de partidos ganados y empatados, está en juego la calidad institucional, los negociados de los dirigentes, las barrabravas, los asesinatos. Bien lo saben, es un secreto a voces de todos los hinchas de River y todos los fanáticos del fútbol, el castigo es siempre en última instancia castigo a la fidelidad. Saben que hay jugadores que no tienen suficiente amor por su camiseta, directivos que fueron tentados por el dinero, hinchas que se venden al mejor postor. En este sentido es claro que River merece descender y que Velez mecere ser campeón. Esta es una de las posibles definiciones de justicia, no dar a cada uno por igual sino dar a cada uno lo que se merece. "Porque Yavé aborrece al que hace tales cosas y a toda injusticia" (Deuteronomio 25:16). Lógica de premios y castigos, lógica de las categorías y los merecimientos. Casuística de las fidelidades, de la fides, adherencia incondicional a los colores de la Camiseta. "Sigue mis mandamientos, observa mis leyes y actúa en todo con fidelidad" (Jeremías 18:9).

Pero en este caso estamos hablando además de una lógica excluyente. Hay quienes ganan porque hay quienes pierden, están los que descienden porque otros tienen que ascender. Lógica de la competencia, lógica de los mejores y los peores, de incluidos y excluidos. "Entonces ustedes no tenían a Cristo y estaban excluidos de la comunidad de Israel, ajenos a las alianzas de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo." (Carta a los Efesios 2:12). Último problema de la existencia, problema definitivo, dinámica y tragedia de las definiciones, emoción de las definiciones. ¿Somos o no salvos? He ahí el origen de toda definición, de todo extremo. Y vale, tiene más valor no ser condenado que ser el mejor entre los mejores, porque toda condena es definitiva, es eterna. "Esperamos la vida eterna que nos había prometido desde siempre el Dios que no miente jamás." (Carta a Tito 1:2)


Enfrentamiento de noventa minutos. Entre los jugadores, enfrentamiento reglado. Entre las hinchadas, enfrentamiento reglado. Lógica del matar o morir. Competencia reglada por el aguante. "Todos los hombres de su tropa tomaron posiciones y Judas emprendió el asalto de la ciudad durante todo el día y toda la noche; al final ésta cayó." (Primer libro de los Macabeos 5:50).

Y no no soy de la 12, yo no
soy vigilante,yo soy del gallinero
porque tenemos aguante

Si queres la revancha vayan buscando
gente, que en la fecha
14 los esperamos en el puente...
los esperamos en el puente



domingo, 12 de junio de 2011

CASABLANCA Y LA RELATIVIDAD



Ayer vi por primera vez Casablanca. Aún un poco desilusionado por esperar durante toda la película que Humphrey Bogart diga en algún momento "Play it again, Sam", la disfruté mucho.

No hay que perder de vista que las frases más citadas suelen ser inventadas fuera del texto al que se asignan. Así, el famoso pedido dirigido a Sam no existe literalmente en Casablanca, la frase "Elementary, my dear Watson" no está escrita en ninguno de los libros de Conan Doyle y Miguel de Cervantes Saavedra jamás escribió algo siquiera similar a "Ladran Sancho, señal que cabalgamos" en su Quijote. Sobre este tema tan Nietzsche, tan Derrida, sobre la falsificación devenida origen, sobre la palabra que busca cobijo en un inexistente texto último que la sostenga, hay que seguir pensando.


Pero es en particular sobre esta canción que toca Sam, es al referente del 'it' de la frase inexistente, al que me gustaría dirigir la mirada. Se trata de esa melodía inolvidable (para nosotros, para los protagonistas, esos acordes prohibidos que hacen evidente que el olvido no se ha hecho presente) titulada As time goes by, compuesta por Herman Hupfeld en 1931, unos once años antes de la película para un musical de Broadway.

Aunque la mayoría de las personas (como yo hasta el día de ayer) lo ignoran, la versión original de la canción hace una referencia directa a las nuevas teorías físicas de Albert Einstein. (Nueva discrepencia entre el 'original' y las versiones que triunfan, nueva confirmación del simulacro).

This day and age we're living in
Gives cause for apprehension
With speed and new invention
And things like fourth dimension.

Yet we get a trifle weary
With Mr. Einstein's theory.
So we must get down to earth at times
Relax relieve the tension

And no matter what the progress
Or what may yet be proved
The simple facts of life are such
They cannot be removed.

Estamos en el año 1931, el siglo XIX ha acelerado los tiempos como nunca antes. "El tiempo es la medida del movimiento", afirmaba Aristóteles en su Física. Entonces, hablar de tiempos acelerados es justamente hablar de cambios veloces, de trenes, autos y progreso tecnocientífico, lo que muy bien reflejaron las obras de los futuristas como Marinetti. Pero lo que la letra de la canción expresa, es que la teoría de Einstein ha traspasado las barreras de un progreso entendido en el sentido de un avance hacia un punto determinado. La teoría de Einstein fue un quiebre del paradigma científico que permitió hablar de "cosas como una cuarta dimensión", esto es, seamos francos, de cosas con poco sentido. Y a partir de demostraciones de este calibre, es posible que pronto se llegue a nuevas y asombrosas conclusiones e inventos. Poco podía sospechar Herman Hupfeld en ese momento sobre las bombas atómicas y sus devastadores efectos sobre la población civil japonesa. Pero así como la cuarta dimensión es un sinsentido que cansa y entonces "debemos bajar a tierra", la bomba sobre Hiroshima es ese mismo sinsentido bajando a tierra, palpable, horrorosamente materializado en los cuerpos ardientes. Reafirmamos la conclusión de esta primera parte de la canción: "los hechos simples de la vida, no pueden ser borrados". Se puede justificar una masacre de mil maneras y explicar sus causas desde el proceso de fisión atómico, pero la simpleza de su acontecer, no puede evadirse.


Si continuamos analizando la letra de la canción, a primera vista no parece estar hablando de la muerte sino del amor. Aunque sabemos que toda la vida sucede mientras el tiempo va pasando, todas las pasiones están atadas al horizonte de la muerte. En la película esto es aún más visible porque el trasfondo de la guerra y de la vida en permanente amenaza hacen patente que el tiempo debe acelerarse. Casablanca es uno de esos lugares (como el Sanatorio Berghof de La Montaña mágica), donde el tiempo parece tomar dimensiones únicas: hay quienes "esperan y esperan", el fondo de la ciudad es la esperanza continua de conseguir salir de allí. Sus habitantes están en tránsito, en transa, en el negocio de hacer pasar el tiempo como si realmente avanzara por sí mismo.

You must remember this
A kiss is just a kiss, a sigh is just a sigh.
The fundamental things apply
As time goes by.

And when two lovers woo
They still say, "I love you."
On that you can rely
No matter what the future brings
As time goes by.

Moonlight and love songs
Never out of date.
Hearts full of passion
Jealousy and hate.
Woman needs man
And man must have his mate
That no one can deny.

Es importante entonces "bajar a tierra", entender que las cosas fundamentales siguen siendo las mismas. Aunque Einstein diga lo que diga y aunque Victor Laszlo haya sido torturado en un campo de concentración nazi. El tiempo seguirá pasando, ya no se sabe (esa es la novedad) lo que puede deparar el futuro. Ya no puede preverse, los paradigmas pueden seguir rompiéndose, pero a pesar de todo, un beso seguirá siendo un beso. Y las mujeres necesitarán de los hombres y los hombres deben tener su compañera. Un momento. ¿La mujer necesita al hombre y el hombre debe tener su compañera? Las cosas cambiaron Herman, ¿qué pensarías de la ley de matrimonio igualitario? ¿qué pensarías de las mujeres independientes? Las que no aceptan ir detrás del destino de un gran hombre como Laszlo. Las que no tienen su destino atado a un hombre o a otro, que deciden por ella, todo el tiempo por ella con cuál de ellos se irá.

El tiempo sigue pasando y, dijimos, eso quiere decir que las cosas cambian. El amor ya no es el mismo. Aunque la canción parezca ponerse por momentos bastante parmenídea: un beso es un beso. En el mundo de la física pueden aparecer cuartas dimensiones, pero nadie va a poder negar lo innegable. Casablanca está llena de estafadores, desde el vulgar ladrón de billeteras hasta la autoridad máxima: el capitán Louis Renault, autoridad desautorizada. Sometida a Vichy, a la ocupación alemana, pero en una zona de la "Francia Libre" que a la vez está ocupando una porción de Marruecos, opresor oprimido. Y aún así el amor será el amor. ¿Es ese uno de los sentidos de la película? En el fondo de esa vida de tramposos a la que Rick se ajusta mejor que nadie, justo allí el amor cuando aparece quiebra con la lógica de la superficie. Aflora el recuerdo imborrable, vuelve el tiempo atrás, flashback de París: "We'll allways have Paris".

¿Pero qué es este amor al que todos renuncian tan fácilmente? Ella lo abandona a la salida de París: primera renuncia por la causa. Luego repiten la historia al final: ahora él comprende, entra en la lógica de los ideales más grandes que se comen a los más pequeños. La abnegación de ella cuidando a Laszlo recién salido del campo de concentración es la misma que Rick demuestra en el aeropuerto y ella comprende, aunque no es su deseo. Todos comprenden. El amor realiza su danza suicida cuando todos comprenden. Sufre de la doble maldición: ser un ideal y ser chiquito, el simulacro de lo que debería ser.

It's still the same old story
A fight for love and glory
A case of do or die.
The world will always welcome lovers
As time goes by.

Oh yes, the world will always welcome lovers
As time goes by.

Este final me gusta más. El amor como lucha mientras el tiempo pasa. Los amantes son siempre bienvenidos porque la lucha es bienvenida siempre. El único siempre del tiempo es la batalla que transcurre mientras continua pasando la batalla misma. Y esa es la enseñanza que debemos buscar en la película, si nos gustan las películas con moraleja. Todo vale para seguir batallando, porque los simulacros -la autoridad, el amor, el honor, las grandes frases- son los únicos modos de continuar la lucha.

As time goes by.


viernes, 10 de junio de 2011

INDIGNADOS


La indignación. Movimiento que nos despierta porque entendemos que no somos dignos de aquello a lo que estamos sujetos. Interrupción de la habitualidad por medio del escándalo (skandalon para los griegos era un modo de hacer tropezar, de tender una trampa). El que está escandalizado cree que la trampa en la que ha caído no es digna de su persona. Indignación. Esta es la palabra utilizada por los movimientos juveniles que ganaron las plazas españolas hace pocas semanas. Cabría entonces preguntarse por la dignidad de estos jóvenes y por lo indigno que es "el sistema" en el que se encuentran insertos, entrampados y del que se sienten rehenes. En el website del grupo autodenominado "Democracia real ya" podemos leer el siguiente manifiesto:


Más allá del análisis pormenorizado del manifiesto (que es necesario hacer) quisiera realizar una reflexión de por sí bastante obvia, con la ayuda de algunas palabras de Castoriadis y del viejo pero inevitable Thomas Hobbes.

Hay en el movimiento de los indignados un genuino pedido de democracia "real", es decir, a pesar de que estamos en una democracia de derecho, en los hechos esta democracia no sucede. Los aparatos políticos están tomados por grupos de políticos profesionales organizados en partidos y muy atentos a intereses de grandes sectores económicos (financieros ante todo).

Afirmaba Cornelius Castoriadis en una conferencia dictada en Montevideo en el año 1993:

"Lo que se denomina 'democracia' no designa otra cosa que una oligarquía liberal. Tanto en Francia como en los Estados Unidos, y supongo que aquí también, la actividad política ha sido apropiada por los partidos políticos, burocráticamente organizados, en estructuras jerárquicas más o menos ocultas. En ese sistema oligárquico, el ciudadano queda excluido de la política. En ningún lado encontramos un ciudadano responsable o una colectividad reflexiva, deliberativa y con posibilidades de participación."



Esta democracia ficticia o fallida es tal porque no cuenta con instituciones que permitan la real participación política de todos los ciudadanos. Sólo se les pide que vayan a votar y que paguen sus impuestos. Es decir, sólo se les pide que mediante el voto, sigan validando el sistema representativo que les asegura no tener que ocuparse de la cosa pública. El voto cada dos años con el fin de elegir representantes, no es la afirmación de la democracia, sino el acto de renuncia a una participación real. La proclama sería algo así como "Yo, ciudadano de x lugar, mediante este acto nombro a tal grupo o individuo para que se ocupe de lo político, mientras yo sigo ocupándome de mis asuntos personales. Sólo tengo que obedecer a la ley y volver a votar dentro de dos años."

Continua Castoriadis en Montevideo:

"En realidad, contemplamos lo opuesto de lo que la democracia proclama y que debería concretarse en un régimen de autoinstitución explícita, de deliberación y reflexión, basado en la capacidad de los ciudadanos de gobernarse y ser gobernados, por medio de instituciones que en lugar de limitarse a fomentar la participación formal en instancias electorales periódicas, permitan la participación real y directa en los ámbitos de poder efectivo."


El otro punto importante del Manifiesto español es que esta falsa democracia tiene a su base el mantenimiento de un sistema que busca el rédito económico de unos pocos y que todo en la sociedad, sobre todo los mismos ciudadanos funcionan como herramientas para estos intereses. "Los ciudadanos formamos parte del engranaje de una máquina destinada a enriquecer a una minoría que no sabe ni de nuestras necesidades."

Volvamos a la obra capital de Cornelius Castoriadis, La institución imaginaria de la sociedad:

"Los sistemas vigentes provocan rechazo, aparecen sosteniendo sociedades donde reina un vacío total de significación. O cargadas de significaciones vacías, incapaces de autosustentarse. El único valor es el dinero, el éxito en los medios y en las esferas de poder."


¿Qué es entonces lo que se está pidiendo? Castoriadis diría que es una demanda de autonomía. Estamos indignados porque tenemos la capacidad de ser personas autónomas viviendo en una sociedad autónoma. Y en cambio vivimos en la heteronomía, la ley nos es dada por otros (los políticos profesionales, el sistema económico), nosotros no tenemos allí ninguna decisión importante que tomar.

Volvamos a escuchar la propuesta de Castoriadis:

"Deseo poder, con todos los demás, saber lo que sucede en la sociedad, controlar la extensión y la calidad de la información que me es dada. Pido poder participar directamente en todas las decisiones que pueden afectar a mi existencia, o al curso general del mundo en que vivo. No acepto que mi suerte sea decidida, día tras día, por unas gentes cuyos proyectos me son hostiles o simplemente desconocidos, y para los que nosotros no somos, yo y todos los demás, más que cifras en un plan, o peones sobre un tablero, y que, en el límite, mi vida y mi muerte estén entre las manos de unas gentes de las que sé que son necesariamente ciegas."



Ahora bien, la demanda es legítima, es difícil no suscribirla. Pero ¿puede el individuo que busca su interés personal realizar esta demanda? ¿No funciona el pequeño-burgués de tal manera que renuncia a ocuparse de lo político para poder llevar adelante sus negocios? Esto es lo que confirma una buena lectura de Hobbes, para eso se necesita sobre todo la representación. Cuando yo pido que alguien me gobierne por mí. Porque imaginemos qué pasaría si cada uno de nosotros, acostumbrados a renunciar a nuestros derechos políticos para ocuparnos de nuestra vida privada, tuviéramos que dedicar dos o tres horas de nuestro día a los asuntos públicos. ¿Quién querría hacerlo?

Luego, un grupo profesional político toma el lugar al que renunciamos los ciudadanos y solamente cuando sus decisiones (sobre todo económicas) nos perjudican en demasía, despertamos a la realidad de que no gobernaban por y para nosotros, en nuestro nombre. Los denunciamos, gritamos "¡esto no es democracia!". Pero ¿estamos dispuestos a apropiarnos del espacio de lo público definitivamente? ¿O ante la primera bonanza económica, otra vez vamos a disolver las asambleas y a dedicarnos a nuestros asuntos privados?

Sabemos mucho de estos los argentinos tras la crisis y el fenómeno asambleario de 2001. Habrá que seguir revisando nuestras acciones.

viernes, 3 de junio de 2011

AUTOPSIA DEL ELEFANTE





La escena, el escenario de la autopsia de un elefante bajo la mirada –centelleante- de Luis el Grande es un dispositivo que se presenta, al menos, en una doble función. Permite en primer término el acceso al saber –de las entrañas, del funcionamiento de la bestia, de la comparación antropozoológica- al poder soberano, permite conjugar la relación saber-poder. Por otro lado –que es y no es el mismo lugar de acceso al cuerpo cadavérico-, este dispositivo hace ver, es un poder-hacer-ver que presenta ante la mirada una escena que se dirige a la curiosidad, a la curiositas ya no en su avidez de saber, sino en su atracción por el espectáculo, por una pulsión a la vez escópica y de dominio sobre la bestia. Sostiene Derrida que a través de este dispositivo hay un traspaso entre un “ver autópsico del saber teórico y el ver autópsico del espectáculo teatral, entre lo teórico y lo teatral, entre la inspección y el espectáculo”.


"La bestia y el soberano, ¿entonces, que? ¿Entonces, quien?"



El concepto filosófico de ‘dispositivo’ fue acuñado por Michel Foucault y aunque la definición a lo largo de su obra es esquiva, en una entrevista realizada en 1977 reproducida en Dichos y escritos se afirma lo siguiente: 

“Lo que trato de indicar con este nombre es, en primer lugar, un conjunto resueltamente heterogéneo que incluye discursos, instituciones, instalaciones arquitectónicas, decisiones reglamentarias, leyes, medidas administrativas, enunciados científicos, proposiciones filosóficas, morales, filantrópicas, brevemente, lo dicho y también lo no-dicho, éstos son los elementos del dispositivo. El dispositivo mismo es la red que se establece entre estos elementos.”

Podemos hallar a lo largo de todo el análisis que en La bestia y el soberano realiza Jacques Derrida sobre la autopsia del elefante, diversos elementos que confirman la variedad de esta red que conforma el dispositivo, pero siempre debemos tener en cuenta que los dos cuerpos enfrentados (cuerpos finalmente múltiples, multiplicados), el de la bestia y el del soberano, hacen funcionar a este dispositivo como tal. Doble cuerpo del rey, el cuerpo mortal, animal, inspeccionado y cuidado por los médicos y el cuerpo que sostiene propiamente la soberanía, cuerpo simbólico, rodeado de simbolismos que imprimen la soberanía en su propio cuerpo.




Particularmente importante es que este dispositivo “está mediatizado por las instituciones”, por una Academia de Ciencias, que es la que garantiza hacer funcionar el saber, el hacer-saber-ver en la escena, así como la institución zoológica, la Casa de Fieras de Versailles, es la que permite el ordenamiento del dispositivo arquitectónico-administrativo de encierro y tratamiento de los animales. Estas instituciones, a su vez, obtienen su autoridad soberana de Luis XIV. Foucault ya había alertado sobre el papel que lo institucional cumple en el funcionamiento de los dispositivos que son catalizadores de un poder, que está basado en o atravesado por discursos de saber y regulaciones administrativas. De ahí que se haya interesado por el poder científico moderno y particularmente por el saber médico y psiquiátrico, aquel que tiene el poder de encerrar, exhibir, estudiar y tratar cuerpos. Y en este sentido es que a Derrida le interesa relacionar el dispositivo autópsico con el zoológico y el psiquiátrico, desplegando a través de un mismo tiempo histórico el poder soberano de apresar, presentar y representar.



En la nueva serie que emite NatGeo, llamada "Autopsia Animal", asistimos a la reconfiguración de la autopsia soberana sobre lo cadavérico. Nuevamente podemos verificar la doble función de lo autóptico: una visión que aparece mediatizada, garantizada por una instutición del saber, una estética deliberadamente aséptica, científica que permitiría conocer y al mismo tiempo exhibir.

"Te llevamos internamente bajo la piel de los animales más grandes del mundo para revelar su anatomía y sus secretos evolutivos. " reza la publicidad del programa. Al mismo tiempo, en el mismo espacio, sobre el mismo cadáver, se presenta el espectáculo, el acceso morboso en un escenario montado a tal efecto -ahora montado por las cámaras, la nueva óptica-, para exhibir la intimidad. Y esa es la doble promesa del conocimiento y de la exhibición de lo impresionante: "¿Cómo será un elefante por dentro? Imágenes impresionantes de una autopsia a este mamífero."



Para seguir pensando en la relación saber-poder-tener desde la nueva divinidad-luz (la tele-visión, la disposición por la mirada a distancia legitimada por el saber de la marca institucional "NatGeo"), desde el nuevo relato representacional que determina toda estructura soberana, afirma Derrida:

"Tenemos el presentimiento, incluso la sospecha, de que el orden del saber nunca es ajeno al del poder, ni el del poder al del ver, al del querer y al del tener. No resulta original pero tampoco falso, sin duda, recordar que la escena del saber y, sobre todo, del saber en la forma de la objetividad del ob-jeto, del saber que dispone de lo que sabe o quiere saber en forma de un ob-jeto dispuesto ante él [esta escena del saber de la autopsia/autóptica] implica que se disponga, que se ponga ante uno y que se tengan a disposición medios y poder sobre el objeto del saber."