lunes, 30 de julio de 2012

NATURALEZA HUMANA


En el debate que mantuvieron Noam Chomsky y Michel Foucault en 1971, el tema principal en discusión era la existencia de una "naturaleza humana" y su relación con la política. Fue Chomsky quien, en la línea de la filosofía de la Ilustración, afirmó la singularidad y universalidad de tal naturaleza y en consecuencia propuso un ideal de sociedad justa.

Foucault afirma que desconfía del concepto de “naturaleza humana”. Sostiene que en las ciencias los conceptos tienen distintas funciones y en particular le interesan los “conceptos periféricos”, que no son propiamente científicos, por ejemplo el concepto de “vida” es usado por la biología para delimitarse a sí misma respecto de otras ciencias. Con el concepto “naturaleza humana” pasa algo similar, no es un concepto científico sino un “indicador epistemológico”, que ha permitido a diversas ciencias separar sus campos de acción de otros (teología, historia, biología), pero el concepto no ha sido creado por ciencia alguna.

“Creo que nuestros problemas son diferentes. El señor Chomsky ha luchado contra el conductismo lingüístico, que prácticamente ignoraba la creatividad del sujeto hablante; el sujeto hablante era una especie de superficie sobre la cual se acumulaba de a poco la información, que luego éste combinaba.”


En efecto, el conductismo ha sido uno de los principales enemigos de Chomsky, por motivos científicos y políticos a la vez. Escuchemos sus palabras sobre uno de los conductistas más famosos, B.F. Skinner. 

"En cuanto a Skinner [...] creo que se trata de un fraude sin ningún contenido [...], pienso que en este asunto hay dos niveles de análisis [...]. En primer lugar, si me preguntan: ¿es ciencia?, diré que no, que es un fraude. Luego, se me puede replicar: muy bien, entonces, ¿a qué viene ese interés por él? Respuesta: porque explica a cualquier guardia de campo de concentración que puede hacer lo que le proponga su instinto; y, sin embargo, pretende ser al mismo tiempo un científico. [...] Ésa es la aportación de lo conductistas: tomar técnicas corrientes de control, opresión y coerción e intentar escamotearlas, preservarlas de la crítica o la comprensión, asimilándolas a la ciencia."

Chomsky afirma que la naturaleza humana, con su fundamento biológico, es la misma desde hace cinco mil o veinte mil años, lo que habrá cambiado en todo caso es el contexto histórico cultural. Deshecha al conductismo como disciplina científica porque sólo permite atenerse a los fenómenos observables (la conducta humana) y esto impide desarrollar una teoría científica del comportamiento humano. Hay que sacarse de encima toda la tradición empirista de la que procede el conductismo.

La conducta es una de las fuentes de datos que tenemos para hacer una ciencia del hombre, “pero definir una ciencia por sus datos significaría definir la física como la teoría de la lectura de los aparatos de medición”.

La lingüística computacional desarrollada por Chomsky, permite justamente hacer hincapié en la creatividad singular de cada individuo, basándose en las mismas reglas de juego fundamentadas en el órgano del lenguaje. Por este motivo, la capacidad creativa, se transforma para Chomsky en una necesidad que tiene que ser respetada cultivada en la vida social.

"En caso de que sea correcto, como creo, que un componente fundamental de la naturaleza humana es la necesidad del trabajo creativo, de la investigación creativa, de la creación libre sin las limitaciones arbitrarias de las instituciones coercitivas, se desprende que una sociedad decente debería llevar al máximo las posibilidades de realización de esta característica humana fundamental."




Queremos mostrar algunos problemas que surgen en la relación que establece Chomsky entre "naturaleza humana" y orden sociopolítico. Para ser francos y justos con Chomsky, seguramente muchos de estos problemas puedan ser salvados cuando afirma que la naturaleza humana no pueden ser objeto de la ciencia.

“Creo que muchas de las cosas que quisiéramos entender, y tal vez las cosas que más quisiéramos entender -como la naturaleza del hombre, o la naturaleza de una sociedad decente- o muchas otras cosas, estarían, en realidad, fuera del alcance de la ciencia humana posible.”

Sin embargo, como las afirmaciones políticas de Chomsky, efectivamente se basan en las características de una "naturaleza humana" que da por hecho, de cuyo carácter científico sólo puede hablar Chomsky parcialmente, los siguientes problemas siguen pareciendo relevantes.


Problema del salto de la parte al todo. Desarrollar un modelo teórico (gramática generativa) que explique razonablemente fenómenos empíricos relativos a la adquisición del lenguaje y a su uso creativo, no permite extrapolar características al conjunto de la “naturaleza humana”. Menos si este modelo teórico es modular.

Problema del salto del ser al deber ser. No se puede inferir de un estado de cosas (aunque sea natural), el deber de que eso sea así. No podemos inferir que es bueno que desarrollemos nuestra creatividad simplemente porque somos creativos por naturaleza. Si encontráramos que somos (como muchos sostienen) egoístas o crueles por naturaleza, entonces podríamos deducir también que eso debe ser así.

Problema de la irrelevancia. Si las reglas básicas de la gramática universal son tan flexibles para poder permitir la infinita riqueza de los lenguajes que conocemos y los que están en continua creación, así como las enormes diferencias culturales, ideológicas y de Weltanschauung, ¿entonces por qué importaría salvaguardar una “naturaleza humana”? La manipulación que le molesta a Chomsky en el empirismo y el conductismo sigue siendo igual de posible. Si lo que hay que salvaguardar es un núcleo más duro (la racionalidad humana, el egoísmo, la libertad individual, etc), es decir, si no es irrelevante, entonces es adecuada la crítica de Foucault sobre el peligro de universalizar o naturalizar características de  nuestra cultura.

Problema de la tecnificación de la naturaleza humana: si el enfoque computacional de la naturaleza humana es adecuado a sus características, puede ser aún más “exitoso” y profundizar cada vez más los aspectos programables del lenguaje y la cognición. Esto permitiría una manipulación (incluso genética) de nuestras estructuras básicas de comprensión y creación, así como una programación de nuestros modos de aprendizaje.

lunes, 23 de julio de 2012

NOAM CHOMSKY


Hijo de inmigrantes judíos ucranianos, nacido en Filadelfia, USA, en 1928, desarrolló casi toda su carrera  académica en el MIT. Tiene una producción inabarcable, de más de 80 libros, cientos de conferencias, cientos de artículos y cientos de entrevistas. Su obra se divide en una gran cantidad de escritos científicos sobre lingüística y otra gran cantidad de escritos políticos para el gran público.


Aunque no podemos afirmar que sus concepciones políticas se deriven lógicamente de sus propuestas lingüísticas, sí podemos entender que se complementan y parecen formar parte de un proyecto conjunto que tiene como denominador común un concepto de naturaleza humana. Chomsky no es un sociobiólogo, no cree que la biología determina el tipo de sociedad en la que debemos vivir. Tampoco cree que la lingüística sea una ciencia completa de la mente humana, aunque contribuye en gran medida.

“Desearía que fuera posible –y, obviamente no lo es- deducir de nuestra comprensión de la naturaleza humana que la fase siguiente de la evolución social va a tener tales o cuales características, pero es algo que no podemos hacer. En el mejor de los casos, podremos deducir unos vínculos  muy laxos y tenues, más o menos sugerentes, quizá, para las personas.”

La capacidad de crear libremente infinidad de combinaciones de palabras y oraciones, es lo que proporciona al hombre la base para una cultura compleja, un conocimiento desarrollado y una libertad imaginativa que lo caracterizan como especie.

Si hay algo “peculiar” en la naturaleza humana, afirma Chomsky, tiene que ser porque los seres humanos estamos dotados biológicamente de un órgano distinto. Para entender qué nos hace diferentes como especie, cuál es nuestra esencia, debemos recurrir a la ciencia, que tendrá las respuestas más objetivas y razonables.

La única forma de justificar un orden sociopolítico es mostrar que realiza o permite que se desarrollen de la mejor manera, nuestras capacidades naturales. Esta es una tradición tan antigua como la filosofía. Afirmar que cada ser tiene por naturaleza ciertas capacidades, especificidades o virtudes que deben desarrollarse. En particular Chomsky continúa la tradición humanista ilustrada. Esto supone un universalismo moral y político si es que hay en la especie humana una estructura general compartida.

Un orden sociopolítico debería satisfacer nuestras necesidades de libertad, creatividad y autonomía, a la vez nuestras necesidades de vida en comunidad (reconocimiento, amor, solidaridad, amistad) y por supuesto nuestras necesidades de supervivencia material. 

El anarcosindicalismo o socialismo libertario, permitiría realizar de la mejor manera posible estos aspectos de la naturaleza humana.


En el campo de la lingüística, Chomsky se afirma heredero de la corriente filosófica racionalista cartesiana y de los lingüistas cartesianos (Cudworth, Schlegel, Humboldt) que intentaron construir una teoría de las características universales del lenguaje respetando el método científico.

Su paradigma rival es el empirismo. El conductismo (como el de Skinner) y otros tipos de “contextualismo” como el de Quine, Putnam o Habermas.

“Si la mente es de una plasticidad extrema, si adoptamos un punto de vista empirista a ultranza, si decimos que la naturaleza humana no es nada aparte de la suma de unas condiciones históricas dadas y que, en cada momento, dicha naturaleza es, sencillamente, el residuo de cualquier disposición cultural contingente que pueda darse, […] entonces, de ser así, no existe realmente –hasta donde yo puedo ver-  ningún tipo de barreras morales que se opongan a la manipulación, la dominación y el control […]. Mi punto de vista es […] que una de las razones de que esas teorías que hablan de un organismo vacío [la plasticidad de la mente] resulten tan atrayentes en nuestra tradición intelectual es que, en cierto sentido, eliminan de hecho las barreras morales que se oponen a la coerción, el control y la dominación.”



Cinco aspectos centrales de las concepciones racionalistas de Chomsky

1. Internalismo. La ciencia del lenguaje se refiere a lo que sucede dentro del cerebro y no al comportamiento lingüístico exterior a él (aunque sea fuente de información y prueba). Se trata de una teoría computacional del lenguaje, se interesa por la computaciones (procesos lingüísticos mentales/neuronales) que relacionan un conjunto de sucesos lingüísticos con otros. También supone que la “facultad del lenguaje” es un módulo relativamente independiente de otras facultades mentales.

Desde el punto de vista político, esto puede significar que por más que se manipule a las personas, hay algo (ciertas estructuras y capacidades) en la mente que es incontrolable y que cualquier organización social debería estimular el desarrollo de esos procesos internos y autónomos.

2. Innatismo. Nacemos con la capacidad del lenguaje, que necesita desarrollarse, pero no es algo aprendido. El innatismo se fundamente en la biología, el lenguaje es algo así como un órgano biológico, está en nuestros genes y con un mínimo de apoyo se desarrolla de forma bastante autónoma.


La comprensión de sentido común está basada en la capacidad innata para el lenguaje, así se apoya que todos y cada uno puedan argumentar y tomar decisiones políticas. En cambio la comprensión científica sí requiere una formación especial y adicional, un aprendizaje que no está al alcance de todos, no es innato.

3. Universalismo. Chomsky propone la existencia de una Gramática Universal: si el lenguaje es en gran parte innato, deberá ser idéntico, en cierto nivel, para toda la población humana.

En el nivel político el universalismo supone una naturaleza compartida con ciertas necesidades que deberán ser satisfechas por cualquier orden sociopolítico.

4. Individualismo. Todo individuo tiene su lenguaje o lenguajes individuales (lengua I). Todas las lenguas individuales son estados de desarrollo de la Gramática Universal.

En política se insistirá en la demanda de no poner trabas a la expresión individual, el anarcosindicalismo permitiría la expresión individual y comunitaria.

5. Constructivismo. Se deriva de su internalismo y su innatismo. El mundo y su comprensión son en gran medida producto de nuestras mentes.

“Se puede decir que la estructura experiencia y de nuestra comprensión de la experiencia es un reflejo de la naturaleza de nuestra mente, y que no podemos acceder a lo que es el mundo realmente. Todo cuanto podemos hacer es crear constructos y nos daremos por satisfechos si resulta que funcionan más o menos, y nos proporcionan algo que podríamos considerar una visión y una comprensión”

Observaciones básicas
Hay dos conjuntos de observaciones básicas que se pueden explicar perfectamente desde la propuesta de Chomsky, si no fueran congruentes con la teoría, esta dejaría de ser científica.

Pobreza de estímulos. Los niños adquieren el lenguaje rápidamente a la misma edad, sin adiestramiento y con datos muy limitados. (Universalismo, innatismo). Esta observación descarta las teorías empiristas.

Aspecto creativo del uso del lenguaje. El conjunto de oraciones con sentido que se producen es ilimitado y no está atado a los estímulos. (Internalismo, individualismo). Se trata de la afirmación de la libertad y creatividad humanas que evitan cualquier tipo de determinismo. 



martes, 17 de julio de 2012

EL HACHÍS DE CHOMSKY

La mayoría de ustedes conocerá seguramente este video en el que se reproduce la entrevista/debate televisado en el que participan Michel Foucault y Noam Chomsky en el año 1971. En ese momento tanto Chomsky como Foucault ya son intelectuales ampliamente reconocidos, ambos han profundizado, desde distintas perspectivas, en la filosofía del lenguaje y no menos importante que eso, los dos son activistas políticos en una época marcada entre otras cosas por el reciente Mayo Francés y la Guerra de Vietnam.

Aunque los dos eran intelectuales que podemos considerar "de izquierda", está claro que sus posturas políticas, así como sus presupuestos filósofos no coincidían. Para lograr un modesto agon, el moderador, el joven filósofo anarquista Fons Elders, intenta contraponer reiteradamente las dos visiones sobre la naturaleza humana y la política.




Lo que no es tan conocido de esta charla es lo que sucedió detrás de escena, antes, durante y después de lo visible para las cámaras y los asistentes en la Universidad de Amsterdam.

Al ser consultado sobre ese encuentro, Chomsky afirmó sobre Foucault: "me pareció completamente amoral, nunca he conocido a nadie que fuera tan totalmente amoral." Queremos suponer que para Foucault eso constituiría algún tipo de elogio, si nos atenemos a los continuos esfuerzos que realizó (en la teoría y en su vida personal) para pensar y vivir empujando, expandiendo y quebrando los límites de lo normal. Continúa Chomsky:

"Generalmente, cuando se habla con alguien, uno da por sentado que se comparte algún territorio moral. Generalmente uno encuentra alguna justificación personal en términos de criterios morales compartidos; en ese caso es posible discutir, continuar los argumentos, hallar qué hay de correcto y qué de erróneo en las posiciones. Con él me sentí, sin embargo, como si estuviera hablando con alguien que no habitara el mismo universo moral. Personalmente me resultó simpático. Pero no pude entenderlo. Como si fuera de otra especie; algo así."

Nuevo halago para Foucault: un filósofo que no pertenece a la tradición humanista de la que Chomsky se afirma heredero, un filósofo de otra especie: no ilustrado, no moralista.

Recordemos las palabras con las cuales Foucault cierra una de sus últimas conferencias, titulada, como el famoso texto kantiano "¿Qué es la Ilustración?"

"No se si hay que decir, hoy día, que el trabajo crítico implica aún la fe en la Ilustración; por mi parte, pienso que necesita, siempre, el trabajo sobre nuestros límites, es decir, una paciente labor que de forma a la impaciencia por la libertad."

Además de estas impresiones posteriores de Chomsky, se dice que a Foucault le agradecieron su predisposición para presentarse al debate, con una generosa porción de hachís. Por supuesto, Chomsky no estaba enterado de este "pago" especial y el círculo más íntimo de Foucault se refería a "el hachís de Chomsky" cuando recordaban ese episodio. Fon Elders tenía también preparada una peluca roja, que quería que Foucault se pusiera durante la entrevista, pero él se negó.

De todas maneras, podemos ver en la grabación a un Foucault que muestra en su actitud corporal (sus continuas sonrisas hacen recordar a las más tímidas de la entrevista que le realizara Alain Badiou seis años antes) todo lo que lo diferencia de la seriedad académica-moralista de Chomsky, quien parece sorprenderse de la falta de seriedad de su colega.

Recordemos, para cerrar esta nota de color, las palabras de Friedrich Nietzsche en La ciencia jovial:

"En la mayoría de los hombres el intelecto es una máquina pesada, sombría, rechinante, que cuesta poner en movimiento: cuando quieren trabajar y pensar bien con esta máquina, lo llaman  ‘tomar en serio el asunto’-¡oh, cuán fastidioso tiene que serles el pensar-bien! Tal como parece, la amada bestia hombre pierde el buen humor cada vez que piensa bien: ¡se pone ‘serio’! Y ‘en donde hay risa y jovialidad nada vale allí el pensar’ -así suena el prejuicio de esta bestia seria en contra de toda ‘ciencia jovial’.-¡Pues bien! ¡Mostremos que es un prejuicio!"