Quiero recomendar esta película francesa del director Laurent Cantet (Recursos humanos, El empleo del tiempo, entre otras buenas obras anteriores), que trata sobre la relación entre un profesor y sus alumnos, entre ellos y la comunidad educativa en una escuela de enseñanza media en las afueras de Paris.
La película escapa a la mayoría de los clichés típicos del genéro en los que un profesor entra a una clase conflictiva y logra, mediante un amor incondicional por los alumnos y relaciones que se transforman en personales, lo que ningún otro profesor había podido hasta entonces. Que los chicos quieran aprender, que quieran estar ahí en el colegio y que admiren al profesor y se interesen por lo que hacen en clase. Pasa esto en Al maestro con cariño o Freedom writers.
En Entre los muros, en cambio, podemos ver el hastío de los profesores, la distancia insalvable que hay entre profesores y alumnos más allá de las buenas intenciones, las ausencias y presencias de los padres, la violencia implícita y explícita que circula en el aula, los conflictos raciales y sobre todo, el telón de fondo del aprendizaje. Qué se aprende, para qué se aprende y si realmente se está aprendiendo algo sustantivo.
El final de la película incluye dos momentos muy importantes, uno con la mención de La República de Platón y el otro con la intervención de una chica que recién en la última clase se anima a tomar la palabra. Y dice quizás lo más importante.
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