domingo, 13 de diciembre de 2009

OLA


Estoy disperso como una ola cuando rompe violentamente contra un acantilado. Millares de pequeñas gotas se esparcen en todas direcciones y un finísimo vapor exhala de lo que alguna vez, quizás ingenuamente, intentó ser parte de un todo. La tersura del aire me cobija por un momento en este pausado caer que se me presenta pleno de desencuentro. ¿Es que jamás podré rehuir esta lógica brutal? ¿Es que la promesa de redención será vana una vez más? Se acaba nuevamente el tiempo de las preguntas, me reúno en el interior inmenso y marítimo que me envuelve y me adormece. Me estilizo, me impregno, me compongo transparente. Es entonces cuando mi eternidad es nuevamente interrumpida y rompo violentamente contra un acantilado.

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