En el año 2004 Alain Badiou y Slavoj Zizek mantuvieron un diálogo en el Instituto Cultural Francés de Viena alrededor del problema de la intervención del filósofo en la vida pública y política. Francia estuvo acostumbrada a que filósofos de la talla de Jean-Paul Sartre o Michel Foucault participaran activamente de los debates políticos públicos. El tema no es simplemente el rol de los intelectuales en los debates de actualidad, sino el papel del filósofo y por lo tanto de la actividad filosófica, más allá del lugar del "intelectual".
Editorial Amorrortu ha publicado recientemente esta discusión entre Badiou y Zizek y la han titulado Filosofía y actualidad. Desde allí vamos a realizar algunas transcripciones de Badiou sobre la actividad filosófica. Y vamos a plantear algunos problemas.
"Filósofo es aquel que crea sus propios problemas, aquel que inventa problemas, y no aquel al cual la televisión puede preguntarle todas las noches su opinión sobre los sucesos del día."
Lo primero que intenta conjurar Badiou es esta idea de que el filósofo puede hablar de todo, la figura del filósofo-panelista que está al servicio de la novedad y de la legitimación de los temas que la prensa impone. Además de su manera de pensarlos. "Acá estamos hablando sobre x tema. El problema es este y este. Por supuesto estamos indignados. Hoy está como invitado el filósofo J, por favor señor filósofo, indígnese con nosotros. Legitime nuestra mirada y nuestra posición."
Por supuesto no se trata de que el filósofo no pueda pensar los problemas actuales, la cuestión estriba en que los problemas no le sean impuestos por la opinión pública o la prensa o determinado grupo de intereses. Es el filósofo quien debe pensar de qué manera quiere problematizar la actualidad.
En última instancia, se trata de una reedición de la antigua polémica platónica entre filósofos y sofistas. Estos últimos, Gorgias más que ninguno, se vanagloriaban de poder realizar un discurso exitoso (seductor y convicente) sobre cualquier tema que le plantearan. Recordemos el Elogio de Helena. ¿Cómo abordar lo actual y volcarse en lo público? Esta es una zona de riesgo para la filosofía, no simplemente una oportunidad para florearse.
"El filósofo se inmiscuye cuando en los sucesos de la actualidad descubre señales sobre la necesidad de un nuevo problema y de una nueva invención."
Alain Badiou afirma que hay "situaciones filosóficas", esto es, encrucijadas, momentos, pliegues, tensiones, emergencias, en las que la filosofía puede cumplir básicamente tres papeles.
1 "Aclarar las posibilidades de elección fundamentales del pensamiento. Esa elección es siempre, en última instancia (como hubiera dicho Althusser), la elección entre lo interesado y lo desinteresado."
La filosofía puede mostrarnos claramente que en muchos casos los conflictos no pueden resolverse en un acuerdo que puede incluir los intereses que se enfrentan. Lo que hay que hacer no es recorrer el diálogo o la negociación que permita que se despliegue la Aufhebung. Más bien hay que insistir en el carácter irreductible de las posiciones, en lo que ellas tienen de inconmensurable y en cómo cada una de ellas encarna, presenta y recrea otros problemas y otros modos de vivir y actuar en ellos.
2 "Aclarar la distancia entre el pensamiento y el poder, entre las verdades y el Estado; medir esa distancia y saber si es o no posible salvarla."
Se trata de la distancia que Platón quiso eliminar en La República, ese intento para que verdad y poder coincidieran en la figura del filósofo-rey, de aquel que legitimaba su poder por haber sido el único capaz de salir de la caverna. Pero si creemos que no es ese el papel que le cabe al filósofo (eliminar en primera persona la distancia entre pensamiento y poder), entonces cabe hacer algo distinto, no exactamente lo contrario. En todo caso, cabe ver "si es o no posible salvarla", es decir ver si y cómo vale la pena llevar verdad al poder o encontrar allí algo de verdad. Hay que insistir y trabajar sobre lo que significa pensar en el lugar de lo instituido. Lo que es indispensable es recorrer esa distancia y desajustarla allí donde quiera borrarse como tal. Entre la violencia del poder y la creatividad del pensamiento, las hibridaciones pueden ser monstruosas.
3 "Aclarar el valor de la excepción, el valor del acontecimiento, el valor de la ruptura, resistiendo, por cierto, al simple fluir de la vida, resistiendo al conservadurismo social."
Es una buena manera de definir el conservadurismo: hacer todo lo posible por evitar el acontecimiento, construir estructuras que expulsen y sofoquen al acontecimiento, que impidan su acontecer y ante la imposibilidad patente de ese triunfo total, de ocultarlo, reconvertirlo, calmar las aguas. Distribuir microfascismos y controles que lo neutralicen. Allí debe la filosofía multiplicar las posibilidades, afirmar el valor de lo excepcional, presionar por romper con los modos de lo mismo.
"Hay que pensar la excepción. Hay que estar en condiciones de enunciar aquello que no es usual. Hay que pensar la transformación de la vida."
En la estructura de poder en la que vivimos hoy (dominada por el capitalismo) todos los axiomas se adaptan a todas las singularidades... hasta los filósofos se han convertido en un producto del mercado. Filosofía= creación debería ser la consigna a seguir y solo en un segundo lugar la de filósofo-legislador.
ResponderEliminarDIEGO
ResponderEliminarNo entendí un pepino, pero debo ser yo, vos escribiste claro, no entiendo a estos filósofos, no sé que quieren. ¿En casos concretos que hacen ?