miércoles, 5 de noviembre de 2014

HISTORIA DE LA SEXUALIDAD

Los tres tomos que conocemos de la Historia de la sexualidad de Michel Foucault están lejos de representar cualquiera de los proyectos que el filósofo francés tenía al respecto. En una primera instancia, el tomo 1, titulado La voluntad de saber (1976) debía ser el puntapié teórico y metodológico de unos seis tomos que Foucault nunca llegó a terminar. Debían hacer la historia del dispositivo de sexualidad tal como está analizado en el primer volumen, como un efecto de las relaciones de poder, que tiene diversas configuraciones históricas y sirve a Foucault para terminar de afinar una nueva teorización sobre el poder.

Las 4 grandes estrategias que se describen en La voluntad de saber: la mujer histérica, el niño masturbador, la pareja malthusiana y el adulto perverso quedan, como tantas otras figuras de este primer tomo, sin un trabajo histórico que las sostenga. Aunque podemos ver buena parte de ese trabajo en algunos de los cursos que dictó Foucault en el Collège de France como Los anormales, Foucault comenzó a ensayar con otras herramientas teóricas y no volvió a publicar un libro hasta que, ya muy enfermo en 1984 termina de corregir el tomo 2 El uso de los placeres y el tomo 3 La inquietud de sí. Tampoco esta configuración es la que Foucault planificó en este segundo momento, ya que quedó un cuarto tomo inédito titulado Las confesiones de la carne al que Foucault no pudo realizar la última revisión.



La voluntad de saber es una obra fundamental para abordar la llamada "etapa genealógica" de Foucault, en la que el problema principal parece ser el poder y su forma productiva moderna que produce sujetos normales (anatomopolítica) y poblaciones sanas, fuertes (biopolítica).

Sin embargo, poco después de publicarlo, Foucault comienza a desplazar algunos conceptos centrales (saber-poder, biopolítica, confesión) hacia otros (verdad, gubernamentalidad, técnicas de sí) que van apareciendo y cobrando importancia en los sucesivos cursos del Collège de France. Por ejemplo, en Obrar mal, decir la verdad curso recientemente editado que Foucault dictó en la Universidad de Lovaina en 1981, afirma:

"Siguiendo la historia de las técnicas de sí, se comprende mucho mejor la valorización de la sexualidad y la mezcla de interés, angustia y preocupación que suscita el comportamiento sexual."


En el curso de 1980 Del gobierno de los vivientes podemos ver cómo operan algunos de esos cambios:

"Deshacerse de la noción de saber-poder como uno se deshace de la noción de ideología dominante (...) Se trata esencialmente, pasando de la noción de saber-poder a la noción de gobierno a través de la verdad, de dar un contenido positivo y diferenciado a estos dos términos de saber y poder."

Así como los esfuerzos habían estado centrados en correrse de los conceptos marxistas como el de "ideología", ahora Foucault intenta desplazarse de los conceptos que él mismo ha acuñado y que dieron frutos tan importantes como la investigación en torno a la cárcel y el panóptico en Vigilar y castigar.

El eje de esta última etapa va a estar centrado en la relación entre sujeto y verdad, en las prácticas que el sujeto realiza sobre sí mismo para constituirse como tal, en el cuidado de sí. Aparece entonces una preocupación por la ética y por las "artes de la existencia" de la mano de un cambio en la etapa histórica de las investigaciones de Foucault, que abandonan la Modernidad para analizar estos fenómenos en el mundo antiguo, desde la Grecia clásica hasta los inicios del cristianismo monacal, unos mil años en los que la inquietud de sí será central en la constitución de la subjetividad. 

La nueva periodización da cuenta de los 3 tomos proyectados por Foucault, de acuerdo a lo que afirma en la Introducción de El uso de los placeres:

El uso de los placeres, está consagrado a la forma en que la actividad sexual ha sido problematizada por los filósofos y los médicos, en la cultura griega clásica del siglo iv a.C.; La inquietud de sí está consagrado a esta problematización en los textos griegos y latinos de los dos primeros siglos de nuestra era; finalmente, Las confesiones de la carne trata de la formación de la doctrina y de la pastoral de la carne.”

sábado, 1 de noviembre de 2014

LA VOLUNTAD DE SABER

En el año 1976 el tomo 1 de la Historia de la sexualidad de Michel Foucault se editaba con el título "La voluntad de saber". Continuaba las reflexiones de Vigilar y Castigar y se constituía así en el libro más "maduro" de su etapa genealógica.

De todos los ejes problemáticos que se pueden trabajar en esta obra (sexualidad, psicoanálisis, confesión, biopolítica, norma, resistencia, dispositivo), elegimos mostrar simplemente un desplazamiento en la forma de comprender el fenómeno del poder.



Si tuviéramos que elegir un solo núcleo problemático de la obra giraría en torno a la pregunta “¿Qué es el poder?”. Pero la pregunta por el poder realizada de esa manera sería una pregunta acríticamente formulada por diversas concepciones políticas, filosóficas, psicoanalíticas y se respondería en todos los casos desde una concepción represiva, negativa, jurídica que tiene, por supuesto, diversas manifestaciones y concreciones históricas, pero que en última instancia esencializa a “el poder” como una sustancia que principalmente prohíbe, reprime o instaura de tal o cual forma desde el Estado, la familia, en última instancia, desde algún tipo de Soberano que legisla y castiga. Y si bien estas formas son históricas, se trata de casos o tipos o aplicaciones de una sola concepción del poder. Se podría pensar que son manifestaciones particulares de una forma universal del poder.

Por eso Foucault se pregunta “¿La prohibición, la censura, la denegación son las formas según las cuales el poder se ejerce de un modo general, tal vez, en toda sociedad y seguramente en la nuestra? Pregunta histórico-teórica.”

Así realiza Foucault un desplazamiento desde la pregunta “¿Qué es el poder?” a las preguntas ¿De qué formas actúan los poderes? ¿Qué quiere decir que los poderes no actúen negativa o represivamente? ¿Qué relación inescindible tiene el saber con el poder en su ejercicio productivo? ¿Qué tipo de tecnologías de poder podemos ver funcionando y formándose en la modernidad? ¿Cuáles son los alcances de estas novedosas tecnologías de poder respecto a la constitución de subjetividades y a las dinámicas sociales, económicas y políticas? ¿Cómo enfrentar al poder si no está identificado como tal en la figura del soberano?

En este sentido, se abren una cantidad de campos problemáticos impensados e impensables desde la concepción jurídico-represiva del poder. 

“En el pensamiento y en el análisis político, aún no se ha guillotinado al rey. De ahí la importancia que todavía se otorga en la teoría del poder al problema del derecho y de la violencia, de la ley y la ilegalidad, de la voluntad y de la libertad, y sobre todo del Estado y la soberanía.”

Además de los interrogantes mencionados, tenemos que recordar que Foucault presentará una concepción inmanente del poder. Esto quiere decir el poder monárquico, jurídico, no es lo otro del poder positivo, productivo, se trata de dos estrategias distintas de relaciones complejas, pero siempre inmanentes. Foucault continúa aquí, a su manera, la herencia nietzscheana. Son las relaciones de fuerzas y las luchas entre ellas las que van configurando figuras que pueden cristalizarse institucionalmente y que tienen una estabilidad más o menos duradera. 


“Hay que ser nominalista, sin duda: el poder no es una institución, y no es una estructura, no es cierta potencia de la que algunos estarían dotados: es el nombre que se presta a una situación estratégica compleja en una sociedad dada.”