sábado, 21 de febrero de 2009

AMENAZAS


Nos amenaza el sufrimiento desde tres direcciones distintas: desde nuestro propio cuerpo, que está condenado al deterioro y la descomposición, y que no puede siquiera subsistir sin la presencia del miedo y de la ansiedad como señales de advertencia; desde el mundo exterior, que puede lanzar enfurecido contra nosotros toda clase de apabullantes e implacables fuerzas de destrucción; y, finalmente, desde nuestras relaciones con otros hombres. El sufrimiento que emana de esta última fuente es, quizá, más doloroso que ningún otro. Tendemos a considerarlo como una especie de añadido gratuito, pero, sin embargo, no puede ser menos fatídicamente inevitable que el sufrimiento de cualquier otra procedencia.

Sigmund Freud
El malestar en la cultura

lunes, 2 de febrero de 2009

CREACIÓN, GOCE, ANGUSTIA, CULOS


"La creación nunca proviene de la dicha. Es resultado de una falta. En tanto contrapeso de una angustia, se inscribe en el vacío a colmar con un deseo del que se desea goce y el fracaso de su consecución. Eso equivale a decir que sólo puede surgir de algo malogrado, la ausencia de gozo. Por mi parte, incluso había deducido que desde el comienzo de los tiempos cualquier creación estaba contenida en los diez centímetros que mediaban entre la mano de un hombre y el culo de una mujer. El hombre arde por posar su mano sobre dicho culo. Si culmina su gesto, si la mujer lo acepta, ellos se encuentran en una cama y hacen el amor. En ello hay goce: nada se ha creado. Si él no se atreve, loco de frustración, vuelve a casa solo, comopone la Novena Sinfonía, pinta El hombre del casco de oro, escribe La Divina Comedia, o acomete el Pensador.

Simplemente, había olvidado que la creación reside en otra parte, dondequiera que se hace manifiesta la ausencia -pues concierne a la estructura y nos condiciona, no importa dónde, siempre-. También que, aunque hubiera hecho contacto con aquel culo, esa mano nunca hubiera hallado lo que creía poder encontrar. Menos aun, habida cuenta que ese culo, siempre que los culos piensen, no habría obtenido del arribo de esa mano la plenitud esperada. ¿Por qué el goce, en cuanto escapa a lo sexual, no habría de residir en el mismo acto de crear?"

Pierre Rey, Una temporada con Lacan